Conveniencia: Una tarjeta de crédito es pequeña, fácil de llevar y es universalmente aceptada en casi todo tipo de establecimientos. Además, es especialmente útil en compras en línea y emergencias, cuando es posible que no tengas efectivo disponible.

Seguridad: En lugar de llevar grandes cantidades de dinero en efectivo, puedes llevar una tarjeta de crédito. Si pierdes tu tarjeta de crédito, puedes llamar a tu banco para bloquearla, lo que no puedes hacer con el dinero en efectivo.

Registro de gastos: Las tarjetas de crédito pueden ayudarte a rastrear tus gastos. La mayoría de los bancos proporcionan resúmenes mensuales que pueden ayudarte a ver en qué estás gastando tu dinero.

Recompensas y bonificaciones: Muchas tarjetas de crédito vienen con programas de recompensas, como puntos de viaje, reembolsos en efectivo, descuentos en tiendas y más.

Construcción de crédito: El uso responsable de una tarjeta de crédito puede ayudarte a construir un historial de crédito sólido. Este historial de crédito es importante cuando necesitas préstamos o hipotecas.

Flexibilidad financiera: Las tarjetas de crédito te permiten hacer compras ahora y pagarlas más tarde. Esto puede ser útil para gastos grandes o inesperados.

Protección del consumidor: Muchas tarjetas de crédito ofrecen protecciones adicionales en las compras, como seguros de viaje, garantías extendidas y protección contra fraude.